Aunque nací en la ciudad de México me considero ciudadana del mundo. Desde chica, la mezcla de nacionalidades marcó mi relación con la cocina. Soy la mayor de 3 hermanos, crecimos en un hogar lleno de amor y en donde la comida era el eje central de todas nuestras reuniones. En un seno familiar muy apegado, las reuniones eran muy frecuentes. Así fui descubriendo mi propio estilo y personalidad, siempre con una inspiración en mis raíces y en las mujeres que las mantienen vivas hasta hoy. Después de un intento fallido de estudiar economía, descubrí mi verdadera pasión. Estudié en Europa y luego en Estados Unidos la carrera de artes culinarias, pero mi verdadero aprendizaje llegó en la práctica, consultando libros, tomando cursos, inspirándome en chefs que admiro y cocinando sin parar para quién se dejará. A mis 29 años llegó la etapa de ser mamá, y allí comencé a explorar otra faceta en la cocina, la responsabilidad de presentarles a mis hijos el inmenso mundo de la comida. Así con los años fui experimentando hasta encontrar el estilo que tengo hoy en la cocina, y aunque está en constante cambio, mi herencia siempre predomina.
Me encuentro en una búsqueda constante de innovar y explorar nuevas ideas, desde las redes sociales hasta nuevos aprendizajes con personas que admiro. La tecnología me ha dado la oportunidad de acercarme a muchos lugares y personas que nunca imaginé. Después de 12 años de trabajo puedo decir que hago lo que más me gusta y veo la posibilidad de expandir mi pasión hacia otras áreas como una línea de productos y tal vez algún restaurante propio. Gracias a mi familia y a mi papel como mamá, mi día a día es muy activo.
He tenido la suerte de colaborar con marcas que me encantan, desde marcas, moda, cocina y personas con las que me encanta cocinar. Colaborar es una forma de enriquecer y aportar mi trabajo y el de otras personas, tratando de facilitarles consejo o tips de vida, que nos pueden ayudar a todos. La cocina es un idioma universal con el cual todos nos podemos comunicar.
